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jueves, 24 de marzo de 2011

Fundamentos de la relación enfermera-persona

La relación enfermera-persona sana o enferma no ha sido suficientemente abordada, no sucede de igual manera con la relación médico-paciente la cual es tratada con cierta frecuencia. De hecho, algunos profesionales de la salud consideran que las relaciones médico-paciente y enfermera-persona sana o enferma son las mismas, y declaran que no hay diferencia alguna entre ellas. Sin embargo, a pesar de compartir igual objeto de estudio y espacios comunes para el ejercicio de cada profesión no poseen iguales contenidos ni funciones. En opinión de la autora existe una gran diferencia entre la actuación médica y de enfermería, por lo cual las relaciones terapéuticas que establecen cada tipo de profesional con las personas enfermas o sanas no han de ser las mismas. Todo lo cual motivó a realizar una reflexión teórica sobre los reales fundamentos que sustentan la relación enfermera-persona sana o enferma y que lo hacen distinta a la relación médico-paciente, asumiendo el basamento histórico social y religioso que sirvieron de base en el origen de ambas profesiones. Considerando finalmente que el tema se declara abierto al análisis y debate y no lo da por concluido o agotado, resaltando que el tratar de igualar los fundamentos de la relación médico-paciente y enfermera-persona sana o enferma constituye un error ético y asume que colocar este tema a debate obligaría a repasar los elementos que desde el punto de vista religioso y social tiene de antecedentes la problemática enfermera-paciente y médico-paciente porque, sin lugar a dudas, la hegemonía y preponderancia médica ha minado las relaciones médico-paciente las cuales han jugado un papel en la historia de la medicina y en el modelo de cuidados e imagen que sobre la actuación de enfermería poseen los profesionales de la salud y la sociedad.

En tanto la enfermera, por su preparación y los conocimientos proporcionados durante su formación preprofesional dirigirá su actuación al cumplimiento de indicaciones médicas conocidas como acciones dependientes, las cuales resultan de obligatorio cumplimiento y de no cumplirse incurriría la misma en un delito, las acciones interdependientes donde con la participación de técnicos o especialistas de la salud se le brindará una atención interdisciplinaria o multidisciplinaria a la persona enferma o sana, la familia y la comunidad y por último, acciones independientes, que se sustentan en los conocimientos generales y particulares de otras ciencias y el dominio y aplicación de principios científicos y éticos que regulan su actuación y comportamiento profesional y que en ningún momento pondrán en peligro la vida del enfermo, la familia o la comunidad y que están dirigidas a satisfacer las necesidades básicas de confort, descanso, higiene, una buena alimentación, y prevenir complicaciones, entre otras cuestiones.

Esta relación se da, además no de un modo aislado, sino dentro de un sistema social con un peculiar modelo organizativo y un entramado complejo de situaciones y relaciones.

Se hace necesario, entonces, abordar desde una visión más amplia la relación enfermera-paciente que sobrevive aun en nuestros días a pesar de los ingentes esfuerzos que otras ciencias vinculadas a la salud realizan por cambiar esa visión del “paciente” enfermo que espera pasiva y pacientemente a que se le brinde toda la atención o el cuidado que necesita o requiere y donde los profesionales y técnicos de la salud resultan los máximos responsables de la salud del enfermo, limitándose de alguna manera la responsabilidad individual que posee cada ser humano con su salud y su vida.

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